Bueno, las recetas de la UE y del FMI, por otra parte consabidas, son grosso modo los guías espirituales con los que el gobierno de turno, ora el PSOE, ora el PP, y viceversa, tendrán que atravesar la senda del albur marcado por el gran capital a medio plazo.
Pero,más allá de las directrices para estos dos años venideros, veremos si no para una década, o más, me gustaría reflexionar sobre dos punto: por un lado, el lamentable estado de politización de la sociedad española, y con esto me refiero a los esquemas simplistas con las que muchas personas, digieren, dosifican e idealizan la información que continuamente los medios de comunicación le lanzan diariamente. Además, la gravedad de tal planteamiento se demuestra continuamente en la pusilánime actitud, congénita ya, de una mayoría social que arremete contra todo aquello que se escae de su concepto de espacio, en todos los ámbitos, y tiempo, construyendo una realidad que previamente ha sido montada en los despachos donde se dictan los telenoticias.
Aunque parezca inverosímil, y propio de lo más absurdo, la mente de estas millones de personas están tan manipuladas que son capaces de argumentar, con un nivel de abstracción de la realidad propio de ficción, juicios y valores descreditados en épocas pasadas. Así, en la estulticia dicen tener derecho a decidir cada 4 años (¿?) quiénes les gobiernan, pero no cómo les gobiernan: cuestión que, como si no fuera con ellos, queda a merced y garantía de los votados: ¡Ver para creer! ¡Jajajaja!
De tal forma, que el PP y P(SO)E se han repartido los entes gubernamentales durante décadas. Lo pero es que aún existen personas que creen a pies puntillas y dan cierta credibilidad a lo mensajes de estos personajes. De verdad, ver para creer.
Por otra parte, no me gustaría terminar esta disertación sin hacer mención a los Robbin Hood de eso que llaman la "clase obrera", esa sustancia amorfa y alienada de personas que ni tienen destino ni saben muy bien cuál es su posición en esta vida, unos pedazos de carne y hueso con ojos, vaya para entendernos, que al estilo autómata rigen sus vidas en base a lo que creen intuir. Vamos una cosa peligrosísima. Pues bien, sobre éstos, se encuentran un ente adiposo, ad litteram, de colectivos que, escudados, que no educados, en premisas filantrópicas de la equidad social, han organizado una estructura de poder, al viejo estilo, que afanados en conseguir migajas del poder establecido, son capaces de friccionar los derechos de los trabajadores para ajustarse a los cánones presentes. Éstos, la bota con la que pisan a eso que llaman la clase de trabajadores u obrera, quiero decir, para que nos entendamos, a esos millones de mileuristas, parados, amas de casa, jubilados, en su mayoría, alienada y desgraciada que ni saben ni contestan, o a lo sumo, y peor, exponen lo que dicen con una afan de ignorancia supino, bien arraigado, esta estrcuturada con el poder de tal modo que si hubiera un mínimo de lógica, más que sea por mor del género humano, no se atreverían ni a salir en los medios de comunicación ni a la misma calle, más que sea por respeto de los 6 millones de parados que tiene el estado.
No obstante, y todo hay que decirlo, le salvan la cobardía y la estupidez de sus subyugados, pero no me resisto: sinicatos UGT y CCOO: ¡Golfos!
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